Paz y bien hermanos:
Hemos vivido rodeados de bendiciones, La Iglesia, nuestros padres fundadores, nuestros hermanos y es hora de agradecer tantas bendiciones.
Cada jornada es un don precioso del Padre de las Misericordias, y a veces pasa desapercibido por nosotros.
Nuestros Seráficos Padres nos han dado ejemplo a lo largo de su vida para bendecir y alabar a Dios en toda circunstancia.
Tenemos en ellos ejemplo de vida cristiana comprometida a la verdad evangélica, ejemplo no de palabras sino con acciones concretas.
Cada circunstancia vivida es un compromiso que ellos han hecho por proclamar con sus actos la Forma de Vida que profesaban.